No per esperada, la notícia em sap menys greu: Altaïr tanca. La revista, no
les llibreries, és obligat precisar. Magre consol. Altaïr, la revista, ha estat
per a mi un referent, una publicació exemplar per moltes raons, un espai
amb el qual m’agradava molt col.laborar. N’estic orgullós.
Fa molts i molts anys que Altaïr, la
revista, va nèixer. Fa molts i molts
anys que hi vaig escriure el meu primer reportatge: un viatge en transport
públic per l’illa de Java, a Indonèsia. Per aquella època, ja havia tastat
l’ambient quasi clandestí de la primera llibreria, al carrer Riera Alta, al
Raval, que, amb el temps i la maduresa
s’ha convertit en la gran llibreria de
la Gran Via de les Corts Catalanes, la llibreria de viatges més gran
d’Europa, segons la pròpia web.
Però no em vull desviar: les
llibreries continuen, per sort, i és la revista la que sembla haver arribat a la fi. Un dia vaig
anar a veure el Pepe Verdú i li vaig proposar fer una secció estable de viatges
i internet, que era una “cosa” que tot just començava a obrir-se pas entre els
no iniciats (per descomptat que la paraula “internauta” ni tan sols no s’havia
inventat). Em va dir que sí i la secció va durar una bona temporada, amb un
títol extraordinariament original,
Internet Viajero, fins que ja tothom
va aprendre a moure’s per la xarxa i
trobar les informacions desitjades.
Després van venir d’altres escrits i col.laboracions, a la Patagonia, a
Indonèsia novament, a Egipte, a Austràlia, a Zimbabwe, a Suècia, a la Polinèsia Francesa i a tants i
tants indrets del món.... fins arribar
al Trastevere, en el número dedicat a Roma fa uns mesos. No és un mal lloc per acabar, penso.....
Mai no ha estat fàcil escriure a
Altaïr. No s’hi valia posar qualsevol cosa o redactar de qualsevol manera. Han pagat
poc, excepte quan RBA se’n va fer càrrec, però, francament, jo no hi he escrit pels
diners: hi he escrit pel plaer, per la satisfacció de publicar-hi.
Altaïr, et trobaré a faltar.
La gent d’Altaïr, llibreries i revista,
ha escrit a tall de comiat:
“El
apoyo, afecto y simpatía que nos hacéis llegar por todos los medios es la mejor
despedida que hayamos podido imaginar. El viaje nos une desde 1979, cuando
decidimos dedicar nuestra vida a pensar y vivir por y para el viaje. Gracias,
una vez más, por
la cercanía y la confianza y las ganas de seguir viajando con Altaïr .
Seguiremos
editando nuestra colección de libros, continuamos con las librerías, y internet
sigue siendo una morada que nos encanta. Y trataremos de plantear nuevas
propuestas, sin duda, que sigan acercándonos a las ganas de soñar viajes que
compartimos con vosotros, lectores y lectoras. “
ALTAÏR
No por esperada, lamento menos la
notícia: Altaïr cierra. La revista, no las librerias, resulta obligado precisar.
Mísero consuelo. Altaïr, la revista, ha
sido para mi un referente, una publicación ejemplar por muchas razones, un
espacio en el que me ha gustado mucho colaborar. Estoy orgulloso de ello
Hace muchos, muchos años que Altaïr,
la revista, nació. Hace muchos, muchos, años que publiqué mi primer reportaje en ella: un viaje en transporte público por la isla de Java, en Indonésia. Por aquella época, ya había degustado el ambiente casi
clandestino de la primera librería, en la calle Riera Alta, que, con el tiempo
y la madurez, se ha convertido en la
gran librería de la Gran Vía de les Corts Catalanes, la mayor librería de
viajes de Europa, según reza la propia web.
No me quiero desviar: por suerte, las librerias continúan y es la revista
la que parece haber llegado a su fin. Un
dia fuí a ver a Pepe Verdú y la propuse
hacer una sección estable de viajes e internet,
que era una “cosa” que apenas empezaba a abrirse paso entre los no
iniciados (por supuesto que la palabra “internauta” ni
siquiera se había inventado). Me dijo
que sí y la sección, bajo el
extraordinariamente original título de Internet
Viajero, duró una buena temporada,
hasta que ya todo el mundo supo como moverse por la red para encontrar las
informaciones deseadas.
Después vinieron otros escritos y
otras colaboraciones, en la Patagonia,
nuevamente en Indinésia, en Egipto, en Australia, en Zimbabwe, en Suécia, en la Polinésia Francesa y en tantos y tantos lugares del mundo.... hasta
acabar en el Trastevere, en el número dedicado a Roma hace
unos meses. No es un mal lugar para
terminar, pienso.....
Nunca fué fácil escribir en Altaïr. No servía
poner cualquier cosa o escribir de cualquier manera. Siempre han pagado
poco, excepto cuando RBA se hizo
cargo, pero, francamente, nunca escribí por dinero: lo hice por el
placer, por la satisfacción de publicar
en Altaïr.
Altaïr, te echaré de menos..
La gente de Altaïr, librerias y revista,
ha escrito a guisa de despedida:
“El
apoyo, afecto y simpatía que nos hacéis llegar por todos los medios es la mejor
despedida que hayamos podido imaginar. El viaje nos une desde 1979, cuando
decidimos dedicar nuestra vida a pensar y vivir por y para el viaje. Gracias,
una vez más, por
la cercanía y la confianza y las ganas de seguir viajando con Altaïr .
Seguiremos
editando nuestra colección de libros, continuamos con las librerías, y internet
sigue siendo una morada que nos encanta. Y trataremos de plantear nuevas
propuestas, sin duda, que sigan acercándonos a las ganas de soñar viajes que
compartimos con vosotros, lectores y lectoras. “
Molt trist...
ResponderEliminarHo sento molt. Una gran pérduda. Anabel Campo
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