martes, 14 de mayo de 2013

Altaïr


No per esperada, la notícia em sap menys greu: Altaïr tanca. La revista, no les llibreries, és obligat precisar. Magre consol. Altaïr, la revista, ha estat per a mi un referent, una publicació exemplar per moltes raons,  un espai  amb el qual m’agradava molt col.laborar. N’estic orgullós.

Fa molts i molts anys que  Altaïr, la revista, va nèixer.  Fa molts i molts anys que hi vaig escriure el meu primer reportatge: un viatge en transport públic per l’illa de Java, a Indonèsia. Per aquella època, ja havia tastat l’ambient quasi clandestí de la primera llibreria, al carrer Riera Alta, al Raval, que, amb el temps  i la maduresa s’ha convertit en  la gran llibreria de la Gran Via de les Corts Catalanes, la llibreria de viatges més gran d’Europa,  segons  la pròpia web.

Però no em vull desviar:  les llibreries continuen, per sort, i és la revista la que  sembla haver arribat a la fi. Un dia vaig anar a veure el Pepe Verdú i li vaig proposar fer una secció estable de viatges i internet, que era una “cosa” que tot just començava a obrir-se pas entre els no iniciats (per descomptat que la paraula “internauta” ni tan sols no s’havia inventat). Em va dir que sí i la secció va durar una bona temporada, amb un títol extraordinariament original, Internet Viajero,  fins que ja tothom va aprendre a  moure’s per la xarxa i trobar les informacions desitjades.

Després van venir d’altres escrits i col.laboracions, a la Patagonia, a Indonèsia novament, a Egipte, a Austràlia, a Zimbabwe,  a Suècia, a la Polinèsia Francesa i a tants i tants  indrets del món.... fins arribar al Trastevere, en el número dedicat a Roma fa uns mesos.  No és un mal lloc per acabar, penso.....

Mai no ha estat  fàcil escriure a Altaïr. No s’hi valia posar qualsevol cosa o redactar de qualsevol manera. Han pagat poc, excepte quan RBA se’n va fer càrrec,  però, francament, jo no hi he escrit pels diners: hi he escrit pel plaer, per la satisfacció de publicar-hi.

Altaïr, et trobaré a faltar.

La gent d’Altaïr, llibreries i revista,  ha escrit a tall de comiat:

“El apoyo, afecto y simpatía que nos hacéis llegar por todos los medios es la mejor despedida que hayamos podido imaginar. El viaje nos une desde 1979, cuando decidimos dedicar nuestra vida a pensar y vivir por y para el viaje. Gracias, una vez más, por la cercanía y la confianza y las ganas de seguir viajando con Altaïr .

Seguiremos editando nuestra colección de libros, continuamos con las librerías, y internet sigue siendo una morada que nos encanta. Y trataremos de plantear nuevas propuestas, sin duda, que sigan acercándonos a las ganas de soñar viajes que compartimos con vosotros, lectores y lectoras.

 

ALTAÏR

No por esperada, lamento menos la  notícia: Altaïr cierra. La revista, no  las librerias, resulta obligado precisar. Mísero consuelo.  Altaïr, la revista, ha sido para mi un referente, una publicación ejemplar por muchas razones, un espacio en el que me ha gustado mucho colaborar. Estoy orgulloso de ello

Hace muchos, muchos años que  Altaïr, la revista,  nació.  Hace muchos, muchos, años que publiqué  mi primer reportaje en ella:  un viaje en transporte público  por la isla de Java, en Indonésia.  Por aquella época,  ya había degustado el ambiente casi clandestino de la primera librería, en la calle Riera Alta, que, con el tiempo y la madurez, se ha convertido  en la gran librería de la Gran Vía de les Corts Catalanes, la mayor librería de viajes de Europa, según reza la propia web.

No me quiero desviar: por suerte, las librerias continúan y es la revista la que parece haber llegado a su fin.  Un dia  fuí a ver a Pepe Verdú y la propuse hacer una sección estable de viajes e internet,  que era una “cosa” que apenas empezaba a abrirse paso entre los no iniciados        (por supuesto que la palabra “internauta” ni siquiera se había inventado).  Me dijo que sí  y la sección, bajo el extraordinariamente original título de Internet Viajero,  duró una buena temporada, hasta que ya todo el mundo supo como moverse por la red para encontrar las informaciones deseadas.

 Después vinieron otros escritos y otras colaboraciones, en la  Patagonia, nuevamente en Indinésia, en Egipto, en Australia, en Zimbabwe,  en Suécia, en la Polinésia Francesa y en  tantos y tantos lugares del mundo.... hasta acabar en  el  Trastevere, en el número dedicado a Roma hace unos meses.  No es un mal lugar para terminar, pienso.....

Nunca fué fácil escribir en Altaïr.  No servía  poner cualquier cosa o escribir de cualquier manera. Siempre han pagado poco, excepto  cuando RBA se hizo cargo,  pero, francamente,  nunca escribí por dinero: lo hice por el placer, por la satisfacción de publicar  en Altaïr.

 Altaïr, te echaré de menos..

La gente de Altaïr, librerias y revista,  ha escrito a guisa de despedida:

“El apoyo, afecto y simpatía que nos hacéis llegar por todos los medios es la mejor despedida que hayamos podido imaginar. El viaje nos une desde 1979, cuando decidimos dedicar nuestra vida a pensar y vivir por y para el viaje. Gracias, una vez más, por la cercanía y la confianza y las ganas de seguir viajando con Altaïr .

Seguiremos editando nuestra colección de libros, continuamos con las librerías, y internet sigue siendo una morada que nos encanta. Y trataremos de plantear nuevas propuestas, sin duda, que sigan acercándonos a las ganas de soñar viajes que compartimos con vosotros, lectores y lectoras.

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